Thursday, October 26, 2006

IMÁGENES Y TRABAJO


En el buceo profesional hay riesgos inesperados, como el de colgar de una pequeña "guindola" que te bajará o te elevará. (Trabajos de buceo en la Central Alto Valle. NQN)
Deberás recuperar cualquier elemento de valor que se haya caido al fondo del mar. Aunque este se encuentre entre un enorme mercante y oscuros pilotes. (Muelle de San Antonio Este. R.N)
Abajo del mar, y en este caso sobre las sombras del pontón pesquero, en el Puerto de San Antonio este. Se logran excelentes primeros planos. Como el que obtuvo mi amigo y colega Sebastián Leal.
Un día me tocó estar fuera del agua por un resfriado, pero tuve la enorme fortuna de lograr esta imagén de mis compañeros limpiando una hélice. (Pto. de San Antonio Este)

Este corporativo me gusta mucho. En él está el anterior logo de mi empresa. Pero el resumen de imágenes, para mí, es bello. (La idea fue del diseñador Cesar Galdo. San Antonio Oeste)

Thursday, October 12, 2006

DE ARRIBA HACIA ABAJO (BELLEZA Y TRABAJO II)


Mi amigo Oscar Gaioli da la orden con firmeza:¡Arriba! Es que se está trabajando en la superficie.
Hay una linea imaginaria que establece una conexión con abajo, que es el fondo del mar


Ellos están en la cima de la monstruosa defensa, mi colega Santiago Pazos vigila la maniobra.




La enorme estructura había emergido de los fondos del muelle profundo del puerto. Cuando nosotros ya habíamos abrazamos su cuerpo con poderosos cables de acero, la fornida grúa la levantaba suavemente.



El muelle está posado sobre esos fondos, sus patas son fuertes y cilíndricas. Una galería formada por pilotes que dan majestuosidad de ejército.






Ya en el fondo del mar hay otros misterios en imágenes. Hay barcos asociados a la flora marina siempre viva y a contraluz.






Hay presencias fugaces del hombre, cuando procura recuperar sus herramientas de ese fondo.






Hay habitantes en los fondos de ese muelle, la vida está allí. Tengo la fortuna de trabajar rodeado de ella. Ese pez, ese merito me miraba y yo también.




Fotos: Tony Brochado Lugar: Puerto de San Antonio Este.




Muelle profundo y Pontón Pesquero.




San Antonio Este. Pcia. de Río Negro. Argentina.







Wednesday, October 04, 2006

LOS BARCOS

No hace mucho tiempo, me tocó compartir la responsabilidad de reflotar unos viejos buques abandonados, en el también viejo muelle del puerto de mi pueblo.

Cada uno de ellos con una historia colectiva de centenares de marineros, que nunca dejan de dar una “vueltita” por el lugar. El Don Felix, el Don Valentín, El Quequén Chico, el Mar del Plata, los ucranianos Schus y Vasiliyv Pachenco, todos inclinados, acostados, pero todavía esbeltos.

Hay una presencia en su misterio gris, hay un no al retiro de ser un barco vivo, hay un no a dejar de ser el gigante de cada niño, que salta sorprendido ante tantas preguntas, al que tenga cerca, al que desnude tanta majestuosidad al alcance de tocarlos.

Porque el viejo puerto queda sin agua, hasta que vuelva la gran marea. Allí se acercan esos niños, allí se animan a estar “mano a mano” con los que soñaron en mares y ahora, sin saber muy bien por qué… están cuidados por cangrejos marrones que se esconden a cada paso, por la popa o proa, por sus costados, bellas líneas aún, para sus ojos de asombro.

Recuperamos sus cascos, los volvimos a poner de pie y volvieron a flotar.
Navegaron a remolque no más de 300 metros, pero volvieron y podrían volver siempre, porque un barco nunca muere del todo.

Quedan en su interior restos de pasado, pedazos de historia, hay instantes de atención, nadie puede estar ausente a cada elemento de la vida cotidiana. De aquellos que tras el trajín del trabajo, rieron y hablaron de sus familias, de sus amores.

Ellos están en los restos de aquella carta, la leí y quise buscar sin éxito a aquel enamorado. Aquel poeta anónimo, joven, romántico, que veía a su amor en la Cruz del Sur y juraba que sabía que ella lo pensaba justo a las 10 de la noche.

Aquella foto impregnada de óxido y polvo de dos abuelos, que seguramente guardaba su hijo o su nieto marinero. La vieja radio “Spica” con estuche de cuero, duro pero con identidad de haber acompañado, más de un partido Boca-River, más de una pelea de Firpo o PascualitoPerez.

Parte de esos misterios están en las paredes de mi taller de buceo. Mis herramientas se sienten muy bien con el brillo de los bronces de los ojos de buey, de las farolas, de las rondanas o pastecas de madera noble.

Nunca dejo de mirarlos, nunca dejo de admirarlos, porque me surgen ráfagas en pensamientos: -“¡Qué bellos son…cuánta energía irradian!”

No debe existir otro lugar donde mi hijo Marcos, de 10 años, se sienta mejor. Imagino sus sueños, imagino su emoción.

Son tesoros del tiempo, son testimonios, son piezas de poderosas casas de metal y madera que fueron capaces de abrigar y unir al hombre y al mar para siempre…los barcos.



Marcos con sus sueños e historias detrás.
Uno de los barcos ucranianos volviendo a flotar y navegar.

Cuando los ucranianos esperaban muy juntos...


El Don Valentín arribando a su nueva playa.



Cuando faltaba poco para devolverle al "Mar del Plata" la postura perdida...





Pablito Sacco con la alegría de un barco que regresó, finalmente a estar "de pie".